TEORÍAS EXISTENCIALES

 ¿Es la realidad real? La pregunta suena a trabalenguas, pero desde que descubrimos el concepto de realidad virtual es muy genuina. Cómo sabemos que no estamos viviendo una realidad simulada generada por algún tipo de tecnología más avanzada que la nuestra. La respuesta corta es: No es tan fácil.

Es cierto que no hace falta tener una tecnología omnipotente para lograr simular el universo. Nuestros sentidos y cerebro experimentan la realidad e una forma tan limitada que solo es necesario simular la parte que esos sentidos (o nuestros instrumentos) alcanzan.

1. Debe ser posible simular consciencia.


Por supuesto, podemos recurrir a una tecnología tan avanzada que sea indistinguible de la magia, pero si lo bajamos a lo que conocemos y multiplicamos por el número de seres humanos, hace falta un procesador capaz de ejecutar más operaciones por segundo que estrellas hay en el universo observable.

2. El Progreso tecnológico debe ser ilimitado.


Para que sea posible el procesador de arriba y todo lo demás que haría falta para simular la mismísima realidad hace falta mucha tecnología. Se cree que una computadora construida en capas alrededor de una estrella como una esfera de Dyson podría hacer el trabajo. Lo llaman Cerebro Matrioska.

3. Las civilizaciones avanzadas no deben autodestruirse.



Es una asunción que hereda de la anterior. Si las civilizaciones lo bastante avanzadas como para fabricar una realidad se autodestruyen antes de alcanzar el nivel tecnológico necesario (o mantenerlo), toda esta discusión no tiene sentido. La paradoja de Fermi es un obstáculo serio a la teoría Bostrom.

4. Las civilizaciones tienen interés en crear una realidad simulada.



Pretender que sabemos lo que les puede pasar por la cabeza a los miembros de una civilización superavanzada es tan ingenuo como pensar que una hormiga puede entender por qué fabricamos parques de atracciones. Probablemente la idea de una realidad simulada sea solo una excéntrica ocurrencia humana.

5. Si existe una realidad simulada, estás en ella.



Si asumimos que todos los supuestos anteriores son ciertos, hay que asumir que no existe una única realidad simulada, sino millones. Si eso es así, las probabilidades dictan que tú y yo vivimos en una de ellas.

A la postre, podemos elegir entre creer que vivimos en una pequeña bola de materia que se mueve a toda velocidad por un vacío infinito alrededor de una bola de reacciones nucleares, o podemos pensar que vivimos en una realidad computarizada de la que no podemos salir. Cualquiera de los dos supuestos son bastante aterradores, pero no deberían ser un obstáculo para tratar de mejorar nuestras vidas tal y como son, no buscar una vía de escape a otra realidad solo porque esta no nos gusta.


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